Por Dionisio Contreras Casado

La Organización Internacional de Trabajo, redactó el Informe “Violencia en el trabajo”, en el confirma el aumento de la violencia en los puestos de trabajo.

La violencia que se produce en los lugares de trabajo rebasa fronteras de países, ámbitos de trabajo y categorías profesionales, si bien es cierto, que algunas profesiones, lugares de trabajo y ocupaciones, son más sensibles, y parece demostrado que existe un grado de riesgo ante la violencia mucho mayor: taxistas, personal de los servicios sanitarios, el personal docente, los trabajadores y educadores sociales, o el servicio doméstico, son las más susceptibles.

Las agresiones psicológicas son una forma habitual y grave de violencia, que reconocen tanto trabajadores como empresarios, e incluyen intimidaciones, chantajes, amenazas y un hostigamiento psicológico, que de ser constante puede derivar en graves consecuencias psicosociales para el sujeto que lo padece.

Crear dificultades constantemente, gritar sistemáticamente al dar instrucciones al personal empleado, imponer un criterio como única manera correcta de realizar la labor,  o martirizar al personal con críticas negativas y destructivas permanentes, suelen ser el modo en que detectemos la violencia en el trabajo.

La Organización Internacional de Trabajo, redactó el Informe: “Violence at Work“, en el que deja ver este aumento de la violencia en los puestos de trabajo y en la mayor parte del mundo; así mismo destaca la primacía de la violencia psicológica sobre la física.

Actualmente existe un aumento del número de personas que trabajan solos; y si bien, en principio, el trabajo individual y solitario no tiene porqué ser más peligroso que otras formas de empleo, si expone a estos trabajadores a circunstancias que le hacen especialmente vulnerable. Así estos trabajadores suelen ser considerados “objetivos alcanzables” por los malhechores.

Especial relevancia tienen los taxistas, que quizá sean los trabajadores individuales que más expuestos están a la violencia, y dentro de éstos, los que trabajan en turnos de noche, ya que la ebriedad de algunos clientes desencadena más fácilmente la violencia. En este sentido, en la década de los ´90 se realizó un estudio en Australia que revelaba que, comparado con el resto de profesionales, los conductores de taxi, se encontraban 67 veces más expuestos a la violencia.

Algunos países se han tomado en serio este problema. Tanto es así, que el Instituto Finlandés de Salud en el Trabajo, desarrollo el método Kauris, especialmente dirigido al sector del comercio, en el que el riesgo de violencia era algo más alto que la media nacional para otros puestos de trabajo. El objetivo de este método era ayudar a estos comercios en la evaluación y gestión de la violencia en su lugar del trabajo, y así a los comercios se les facilitaba una guía: la guía Kauris. El enfoque se proponía como integral, es decir que abarcaba la concepción del entorno laboral, los dispositivos de seguridad, características del personal, prácticas y sobre todo formación. Cuando finalizó el estudio, se comprobó que los comercios que participaron del método, implantaron medidas de prevención, mejoraron la seguridad del comercio, e incluso mejoraron las relaciones laborales.

En España, la Nota Técnica de Prevención número 489: “Violencia en el lugar de trabajo”, el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo, recomienda realizar un análisis del lugar y las prácticas de trabajo: “Hay ciertos aspectos que pueden incrementar la probabilidad de que se produzcan hechos violentos o de servir como elementos disuasorios a los mismos. En este sentido se han de analizar tanto los factores del entorno y del lugar de trabajo como de los propios procedimientos de trabajo, en la medida en que, en ocasiones, pueden permitir que los incidentes de violencia sean planificados. Por otra parte, tal análisis, ha de tener en consideración el tipo de establecimiento de que se trata y el tipo de servicio que se oferta”.

No basta con alarmarse, ni siquiera con identificar el problema. Absolutamente ineludible es diseñar medidas y aplicarlas, y cuanto más participativo sea su diseño, más garantías de éxito. Países tales como Italia, Alemania, Francia o Bélgica, y algunos convenios colectivos firmados en España, fomentan la idea de elaborar “Acuerdos de Calidad de Clima Laboral”, que incluyan protocolos de prevención y tratamiento de cualquier forma de violencia en el trabajo.

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Dionisio Contreras Casado
Educador Social. Experto en Drogodependencias. Formador de Inteligencia Emocional.

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