Por Lic. María Luisa Caseiro

Muchos emprendedores no son conscientes de la importancia de la planificación en la etapa inicial de un emprendimiento, aún siendo uno de los elementos más importantes para construir la ruta a seguir durante todo el proceso. Una adecuada planificación durante la etapa inicial, determina el éxito del emprendimiento y crea una diferencia sostenida en el tiempo.

Un emprendedor que espere tener éxito, debe adoptar métodos formales para dirigir estratégicamente su negocio. La definición cabal de la ruta a seguir, abrirá amplias posibilidades de posicionarse con ventaja frente a la competencia y contribuir a crear valor. Una buena práctica es comenzar ordenando las ideas y para ello, es ideal construir un mapa general del modelo, considerando una estructura básica como la que propongo a continuación:

Empezar por definir la misión, que no es otra cosa que la razón de ser de la empresa, el motivo por el cual existe. En la misión se define, la necesidad a satisfacer, los clientes a los que queremos llegar, y los productos o servicios a brindar. Formularnos preguntas como: ¿qué hacemos?, ¿de qué se trata nuestro negocio?, ¿cuál es nuestra razón de ser?, ¿quién es nuestro público objetivo?, ¿cuál es nuestro espacio geográfico de acción?, ¿cuál es nuestra ventaja competitiva?, ¿qué nos diferencia de la competencia?, ¿Cómo mediremos el éxito de la misión?, no ayudará a tener una amplia gama de posibilidades a la hora de redactar.

Hay que cuidar el enunciado de la misión, intentando no cubrirla de frases que a la larga, no representen nuestro verdadero objetivo. Seguramente habremos leído frases como: “Ser la mejor opción para satisfacer las necesidades de nuestra clientela en servicios financieros…”, “Trabajar para ayudar a las personas y a las empresas de todo el mundo a desarrollar todo su potencial…”, “Producir productos de alta calidad, a bajos costos, productos fáciles de usar …”, también sabemos que pocas las veces que esto se cumple en un 100%. Si no se declara francamente este propósito, será muy difícil explicar y compartir con los demás, los esfuerzos para llevar adelante la empresa.

Concretada la enunciación de la Misión, habremos puesto claridad a las razones de abrir operaciones. Llegado a este punto, ya es posible definir la visión de cómo queremos vernos como institución, en un futuro definido. Es preciso proyectar las metas que pretendemos conseguir, estas metas han que ser realistas y factibles, puesto que la propuesta de visión tiene un carácter motivador. Para la definición de la visión, nos ayudará responder a las siguientes preguntas clave: ¿qué queremos lograr?, ¿dónde queremos estar en el futuro?, ¿para quién lo haremos?, ¿Cómo produciremos resultados?, ¿Cómo conseguiremos ser competitivos?, ¿Cómo nos enfrentaremos al cambio?.

Una vez establecida con claridad su misión y visión, es preciso definir los valores. Para una empresa es muy importante determinar cuáles son los valores que prevalecerán, ya que les permite definirse y regirá también los valores de todos los colaboradores. Estos, también son instrumentos que permiten orientar las conductas de los miembros de la institución. Responder a preguntas como: ¿Cómo actuamos?, con profesionalidad, seriedad, responsabilidad, honestidad, transparencia, trabajo en equipo, disposición al cambio, etc., nos ayudará a tener una guía para redactar nuestros enunciados.

Habiendo logrado aterrizar las ideas principales, estamos preparados para definir los objetivos estratégicos a largo plazo. Estos representan lo que una empresa quiere lograr en el futuro, generalmente de 3 a 5 años. Los objetivos son estratégicos, ya que responden a las tareas que deben realizarse para dar cumplimiento a la misión y visión de la empresa. Son remotos en el tiempo y abarcan un amplio rango, por esta razón, se especifican los objetivos estratégicos y operativos. Para establecer estos objetivos es indispensable, medir resultados y efectividad de los planes y acciones llevadas a cabo, establecer responsabilidades e identificar recursos necesarios.

En mi próximo artículo, hablaré sobre cómo las proposiciones para el futuro, constituyen su destino durante el proceso de planificación estratégica y cuál es la fórmula y verbos a utilizar.

Lic. María Luisa Caseiro – Asesor en Planificación Estratégica y gestión del Cambio

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