Por José Luis Fuentes

Recuerdo, no hace muchos años, cuando me llamaban “iluso” por intentar introducir la metodología del coaching en algunos proyectos formativos en los que participaba en varias universidades. Eran momentos en los que nuestro País destacaba por su creciente y exponencial economía: Había muchas oportunidades profesionales, liquidez  bancaria para dar créditos, se generaban medianas empresas al auspicio del ladrillo y de la construcción. La mayoría de estos puestos de trabajo  se enmarcaban dentro de los considerados “no altamente cualificados”.

Incluso en esos momentos, en las universidades, estábamos en crisis. Porque la universidad siempre ha estado en crisis, entendiendo por tal su más ancestral  acepción etimológica: Crisis, como cambio, como oportunidad para avanzar, mejorar.

Desde mi humilde tribuna como coach y formador en desarrollo competencial siempre he mantenido el mismo postulado: El futuro de nuestras profesiones y organizaciones pasa ineludiblemente por el encuentro y desarrollo de nuestras competencias. He facilitado en Universidades, multinacionales, organizaciones y entidades, manteniendo firmemente el mismo principio: la importancia de las O.EC.I. (Organizaciones emocionales y competencialmente Inteligentes) y las P.E.C.I (Personas emocionales y competencialmente inteligentes.)

Podemos definir que las organizaciones y personas emocional  y competencialmente inteligentes son aquellas que conocen  y gestionan sus competencias  como  propósito vital en beneficio de la misión personal y común, generando proactividad  y sinergia en todo lo que llevan a cabo encaminado a la mejora y apuesta por  la excelencia personal y organizacional.

Durante el siglo XX, hemos estado obsesionados con la productividad, teniendo la creencia irracional de que sobre todo había que invertir en recursos, tecnología,  bienes tangibles, olvidando muchas veces, que el mayor activo de una organización son los seres humanos, las personas que componen cada organización. Hoy, sabemos que una organización que basa sus recursos en fortalecer las competencias de sus componentes, es mucho más eficaz.

Una empresa con personas felices, es una organización felizY la felicidad es muy productiva.

Nos bombardean continuamente noticias de “decrecimiento”, “recortes”, “ajustes”, desaceleración”, “embargos”; nos levantamos cada mañana con la noticia de la pérdida de poder adquisitivo, de los recortes en medidas sociales, del aumento del desempleo, de la caída de pequeñas y medianas empresas. Así es normal que aumente el insomnio, la tirantez, el nerviosismo y el histrionismo social y mediático.

Sin embargo, en contraposición, jamás hemos estado más preparados que en estos momentos para afrontar nuevos retos. Nunca ha existido una generación mejor preparada, cualificada, dispuesta a generar un nuevo modelo , basado en el concepto del trabajo competencial, por objetivos y multidisciplinar. Miles de jóvenes emprenden pequeños brotes de negocios, comparten ideas, cooperan, se alinean con otros profesionales para poner en valor un sueño común, donde debe residir el compromiso, la confianza, el trabajo en equipo como  modelo de excelencia. Un mundo sostenible, requiere de un tejido empresarial y organizacional emocionalmente sostenible y competente.

¿Y en qué consiste este nueve modelo competencial? ¿ Porqué el coaching se convierte en el máximo aliado para el entrenamiento por competencias?  

Voy a dar alguna de sus claves:

Superado la terminología  “gestión por competencias”, hoy, hablamos de la “autogestión competencial”, es decir, el desarrollo competencial de las capacidades y habilidades  personales puestas en valor desde la marca personal en beneficio propio y de las organizaciones. Este modelo implica el autoconocimiento personal y profesional, gestionado para un entrenamiento que nos conduzca a ser más efectivos.

Por lo tanto, es importante, y yo diría casi imprescindible trabajar nuestras competenticas para poner en valor las aptitudes y actitudes. Muchas personas no conocen su potencial (competencias inconscientes) y a través de un proceso de coaching descubren su capacidad (competencias conscientes).  Aquello de lo que no somos conscientes, no somos responsables. En un entrenamiento de coaching, conseguimos que cada persona sea consciente de sus capacidades, limitaciones y fortalezas, descubriendo que todo lo que se proponga lo puede desarrollar desde la triple  dimensión: Acción-reacción,planificación,evaluación.

Porque el coaching trata de liberar el máximo potencial de las personas contribuyendo a mejorar su rendimiento  desde el aprendizaje, evolucionando, desarrollando nuevas estrategias que nos permitan conseguir metas alcanzables.

Entre las competencias imprescindibles que debemos entrenar están: El trabajo en Equipo, la habilidad comunicativa para hablar en público, la gestión efectiva de nuestro tiempo, Las Habilidades Sociales y por supuesto, la gestión de las emociones.

Este momento convulso  y al mismo tiempo apasionante  que nos ha tocado vivir, ha generado un nuevo espacio global resiliente, donde hemos de apostar por  modelos de negocio/empleo  mucho más competitivos (de competencias). La idea creativa es la lanzadera de una nueva era de oportunidades donde la vieja frase: “tu idea con la mía es nuestra empresa” toma un valor predominante basado en tus competencias.

Hoy, sabemos que la neurociencia nos aporta sabiduría en torno a cómo pensamos y cómo nuestras emociones se contagian: Necesitamos que se expanda el virus del pensamiento positivo (empowerment) frente al Miedo…Creer en uno, creer en los demás, compartir, generar liderazgo emocional…Construyendo nuestra mejor versión.

Y el coaching genera modelo de cambios, competente, efectivos, disciplinares y eficientes. Lo mejor: Ya no hay marcha atrás. Ha comenzado

José Luis Fuentes.
Profesor Liderazgo Emocional y Habilidades Directivas.

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