Por Miguel J. Roldán

El año nuevo no debería ser el único momento para ponerse nuevos retos; tener propósitos es una actitud de vida que nos hace enfocarnos al logro y crecer.

Una perspectiva desde el coaching.

No debería ser solo el inicio del nuevo año el momento para ponerse propósitos del año. Todos conocemos personas (quizás nosotros mismos) que todos los años dicen que van a hacer algo que dicen y no hacen año tras año.

Tener nuevos retos es una actitud de vida que nos hace enfocarnos al logro y crecer. Durante todo el año debe persistir esta actitud pero en todo caso, también el inicio del año es un buen momento para empezar.

Quizás te interese también la lista de preguntas y resoluciones para el año que dejamos atrás, que puedes encontrar en otro artículo.

¿Es conveniente hacernos nuevos retos con el nuevo año?

Es conveniente realizar nuevos retos durante todo el año. Es importante en la vida y en el trabajo tener un ¿para qué?, un propósito y una intención que guíe nuestra vida.

Numerosos estudios evidencian que aquellas personas que rigen su vida por nuevos retos y metas resisten más las enfermedades y tienen mayor esperanza de vida. Como durante el resto del año, comenzar el año con nuevos retos es positivo y permite focalizar nuestra vida en un nuevo periodo de tiempo.

¿Cuántos retos y propósitos de año debemos tener?

Hagamos pocos compromisos, pero que sean sólidos. Un compromiso es sólido si consta de dos cosas:

  1. Una actitud clara de compromiso con el nuevos retos (es decir, no hablar por hablar).
  2. Un plan de acción concreto y específico que debe responder a un simple paquete verbal: ¿Qué? ¿Para qué? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Quién?

¿Es aconsejable plantearse retos, es decir, cosas que piensas que es muy complicado que puedas cumplir?

Los retos deben ser motivadores. Un reto no es motivador si es inalcanzable. Y tampoco si es tan sencillo de alcanzar que en realidad no es un reto. Un reto es motivador si es específico, se puede medir mediante algún indicador cualitativo y/o cuantitativo, está temporizado, y es suficientemente duro en su consecución, pero con probabilidad de éxito. Si no hay probabilidad de éxito el reto no es motivador.

¿Sería bueno realizar una lista con lo que hubieras querido hacer este año y que no has hecho, con el fin de poner más empeño con el nuevo año, ante las tareas sin cumplir?

Hacer listas a final de año y durante todo el año es importante. Las listas permiten “vaciar la mente”. Cuando lo tenemos todo en la cabeza, y no lo concretamos en listas o agendas, estamos más ansiosos, y generamos más estrés, y nos es más difícil llevar las cosas a cabo, porque nuestra memoria es frágil. Hacer listas de lo que no he hecho y quiero hacer es importante para tomar conciencia, ordenar y hacer agendas de acción claras y concretas.

¿Qué factores influyen para que nuestros retos no se cumplan?

Influyen diversos factores, pero estos cuatro son básicos:

  1. Falta de orientación. Uno de los elementos más importantes es solo generar un nuevo reto y no hacer un plan de acción concreto sobre el mismo. Esto supone que no tengo una guía para hacer las cosas.
  2. Falta de constancia. La perseverancia es el mejor aliado para conseguir metas. Para ello conviene que establezcamos unos indicadores de avance (cualitativos y/o cuantitativos) Si vemos que los indicadores no avanzan, podemos tomar medidas correctoras.
  3. Falta de uso de herramientas. Los plazos, la agenda, las listas y las alarmas son básicas para el cumplimiento de metas y retos. Nos permiten mantener una atención permanente sobre la meta y el plan de acción.
  4. Falta de realismo. Ponernos metas inalcanzables o tan simples que no son metas en realidad. Esto produce desmotivación.

¿Qué puede seguirse para conseguir las metas fijadas?

Podemos seguir estos 5 pasos:

  1. Proponerse una meta. Y anotar los beneficios que nos va a comportar. Es importante conocer los beneficios de la meta, porque esto nos ayuda a ver lo que vamos a obtener gracias a su consecución.
  2. Hacer un plan de acción concreto y específico que conteste estas preguntas básicas: ¿Qué? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Quién? Debe contener un calendario concreto.
  3. Optar por una herramienta que nos ayude. Por ejemplo la agenda clásica de papel, el outlook, el sistema de agenda de nuestro smartphone, listas de tareas, etc.
  4. Poner indicadores de avance revisables en períodos temporales (semana, mes, etc.) que pueden ser cualitativos o cuantitativos, o preferiblemente una combinación de ambos.
  5. Hacer rutinas de toma de conciencia periódica. Por ejemplo, cada mañana dedicar 2 minutos al levantarse a meditar sobre nuestro nuevo reto y los beneficios que vamos a conseguir.

¿Cuáles son los retos de nuevo año más comunes y que, en realidad, son inalcanzables o difíciles de conseguir?

Las metas solo deben ser sobre lo controlable y nunca sobre lo no controlable. Controlable es aquello que depende de un cambio en mi actitud o una acción por mi parte. No controlable es aquello que depende de circunstancias o personas externas que son las que pueden actuar sobre ese asunto.

Las personas nos proponemos con frecuencia metas que no podemos controlar nosotros directamente, y eso provoca frustración, y resentimiento.

Trabajemos exclusivamente sobre metas que podemos controlar y en las que podemos influir directamente.

Miguel J. Roldán, Presidente Emérito de TISOC, destacó como una de las figuras más influyentes del Coaching en España y Latinoamérica, desde su función de Presidente y Coach de TISOC y a través de sus acertadas entrevistas, escritos, cursos y ponencias.

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