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Nerymar Kuilan

La promoción y prevención de la salud es inminente: pensemos en los adolescentes re-enfocando los servicios proveedores de salud

Nerymar Kuilan

autores@tisoc.com

"Para atemperar los problemas de salud es necesario re-enfocar los servicios
 hacia una perspectiva integral".

 
N. Kuilan.

       Los avances en la tecnología de un mundo caracterizado por la globalización, mantienen a la sociedad puertorriqueña bajo presiones, cambios y ajustes constantes en su entorno. Ésto ha propiciado problemas psicofísicos derivados del pobre manejo de situaciones estresantes (Oblitas, 2003). Numerosas investigaciones revelan que del 70 al 80 % de todas las condiciones crónicas y enfermedades están asociadas al estrés (Seaward, 2002). El estrés se define como un "sentimiento de tensión al que está sometido un sujeto" (Barrero, 2000). A su vez, el estrés comprende un conjunto de respuestas neuroendocrinas, inmunológicas, conductuales y emocionales ante una situación que exige un esfuerzo de adaptación mayor del individuo, provocando un desbalance y, por ende, predisponiendo a una condición física o mental (Trucco, 2002).

       Una población vulnerable a los efectos adversos del estrés son los adolescentes, que fluctúan entre los 13 y 17 años de edad. Los/as adolescentes están propensos a padecer los efectos nocivos del estrés, debido al sentimiento de presión o tensión que experimentan constantemente porque "se les obliga a alcanzar metas, a encajar entre los demás, a portarse bien, a correr riesgos, a competir y, por último, a comprenderse a si mismos y aprender a comprender a los demás" Nolte-Harris (2005). 

       Según el Censo del 2000, más de un 32% de la población de Puerto Rico está constituida por niños/as y adolescentes en quienes se han observado varios problemas sociales y de salud pública, tales como la deserción escolar, los embarazos no planificados y abortos, los suicidios, las enfermedades de transmisión sexual, entre otros. En la adolescencia se adquieren nuevas capacidades, se fijan conductas y habilidades que se desarrollan a través del pensamiento formal que permite confrontar, reflexionar, debatir, analizar y concluir consecuente a la realidad del/la adolescente (Alchourrón, Daverio, Moreno & Piattini, 2006). Sin embargo, esta época multiplica los factores que dificultan el desarrollo de los/as adolescentes, provocando conductas de alto riesgo para su salud (Cardozo, 2006).

       Para atemperar los problemas de salud es necesario re-enfocar los servicios hacia una perspectiva integral. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la salud es definida como un estado óptimo de bienestar físico, social, psicológico y espiritual. Por ende, cambia el paradigma de salud de un modelo biomédico a una comprensión holística de los procesos salud-enfermedad.  Este enfoque integrador incluye abordar al individuo, a la familia y a la comunidad al atender las necesidades de salud. Además, este paradigma biopsicosocial incluye la promoción y prevención  como forma esencial para el mantenimiento del bienestar y la calidad de vida que la sociedad necesita, lo contrario al sistema de salud actual, el cual enfoca sus servicios en prevención terciaria. En consecuencia, la Organización Mundial de la Salud (2008) establece que la mayoría de los servicios de salud están dirigidos a curar la enfermedad pasando por alto las actividades de promoción y prevención, que pueden reducir el 70% de la tasa de morbilidad a nivel mundial. También reporta que la promoción y prevención de la salud es la alternativa que propicia un sistema de salud efectivo, focalizado en el bienestar y calidad de vida del individuo. 

       Asimismo, fomentar estilos de vida saludables se ha convertido en el foco de mayor conocimiento público como evidencia de la mayor contribución para nuestros problemas de salud (Montalvo, 1981). A su vez, el ambiente influye en el estado emocional de las personas, por lo que es inminente desarrollar una cultura resiliente a pesar de las situaciones sociopolíticas de la Isla. En esta línea, ¿por qué no comenzar a educar a nuestros/as adolescentes? ¿Por qué no unir esfuerzos entre las diversas entidades salubristas, políticas y económicas para reformar un sistema de salud que no satisface las necesidades de la sociedad puertorriqueña?  ¿Para qué seguir postergando lo que es evidente y necesario?

       Es importante tomar en consideración a los individuos en la etapa libre de enfermedad, es ahí donde se debe comenzar a fomentar las estrategias de resiliencia para una sociedad que necesita mecanismos de adaptación. Es imperativo educar sobre prevención para la salud de nuestros/as adolescentes, quienes serán los adultos del mañana. Invertir en ellos contribuirá a la salud general de un pueblo y, sobre todo, a comenzar una cultura de prevención. Sin embargo, no existe el acceso a servicios integrales y de alta calidad que satisfagan las necesidades y respondan a las expectativas de la población puertorriqueña para el cuidado de su salud. Por tanto, se hace impostergable que los/as profesionales de la salud asuman una postura integral a la hora de proveer servicios de salud. Esto, indudablemente, aportará a la salud del individuo. Veamos el ejemplo de Cuba, que a lo largo de su historia ha demostrado que la prevención es un factor principal en su sistema de salud y esto, a su vez, propone ser la clave para mantener la salud de sus ciudadanos.

       La realidad de la sociedad actual revela la necesidad de re-enfocar los servicios de salud hacia programas de prevención para la salud tanto del individuo, como de la familia y la comunidad, ya que las alternativas existentes hasta el momento son incompletas reflejando un consistente aumento en condiciones de salud tanto físicas como mentales,  esto a raíz del pobre manejo de situaciones estresantes.

       La adolescencia es la etapa de vida oportuna para fortalecer el desarrollo, potenciar los factores protectores y prevenir las conductas de alto riesgo, reforzando los potenciales resilientes (Alchourrón y colegas, 2006). Pensemos en nuestros adolescentes, en ellos está la esperanza de un mañana saludable.

Referencias:

– Alchourrón, M., Daverio, Moreno y Piattini (2006). Resiliencia: Descubriendo las propias fortalezas. Promoción de la resiliencia en adolescentes. (pp.172-177).

– Barrero (2000). Estrés y Ansiedad: las líneas maestras. Libro Hobby. Estrés y ansiedad. Superación interactiva. (pp. 17-26).   

– Cardozo, G. (2005). Adolescencia promoción de salud y resiliencia. El rol de la escuela en la promoción de conductas resilientes en los adolescentes: Un desafío a las problemáticas actuales. Editorial Brujas.

 

– Montalvo, A. (1981). Departamento de Salud. Normas generales de operación del centro para el mantenimiento de la salud. Secretaria auxiliar para mantenimiento de la salud: División para la prevención de factores de alto riesgo a la salud en Puerto Rico.

– Nolte-Harris (2005). Cómo vivir con hijos adolescentes. Si los adolescentes viven con tensiones, aprenden a sentirse estresados. (pp.15-23).

– OMS (2008). Organización Mundial de la Salud. Las inequidades provocan una enorme mortandad, según el informe de una Comisión de la OMS. Recuperado el 23 de octubre de 2008 en, http://.who.int/mediacentre/new/releases/2008/pr29/es/print.html.

– OMS (2008). Organización Mundial de la Salud. Informe sobre la salud en el mundo. La atención primaria de salud, más necesaria que nunca. Recuperado el 23 de octubre de 2008 en, http://www.who.int/whr/2008/summary/es/index.html.

– OMS (2008). Organización Mundial de la Salud. El nuevo informe sobre la salud en el mundo pide un regreso a la atención primaria de salud. Recuperado el 23 de octubre de 2008 en, http://www.who.int/mediacentre/news/realieses/2008/pr38/esindex.html.

– Seaward, B.L. (2002) 3 Erd ed. Managing Stress: Principles and Stategies for Health and Well Being. Massachussets: Jones and Bartlett Publishers

– Trucco (2002). Estrés y trastornos mentales: aspectos neurobiológicos y psicosociales. Scielo Chile. Revista chilena de neuropsiquiatría, Vol. 40 (pp. 2-7).

(La autora es estudiante del Programa  Doctoral de Psicología Clínica de la Escuela de Medicina de Ponce, Puerto Rico).

 

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