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Por Lic. María Luisa Caseiro

Alguien dijo que "el único cambio que el ser humano disfruta es el del pañal". Cuando el cambio llega espontáneamente, es más fácil de asimilar, ya que generalmente existe una actitud positiva hacia ese cambio y se sabe lo que éste involucra y en qué punto la situación va a ser diferente. Cuando el cambio es impuesto, la reacción con frecuencia se presenta en forma de protesta y reprobación, nos asaltan las dudas sobre cómo afectará el cambio en nuestra rutina diaria o en el futuro.

Sabemos que cambiar no es fácil ni en lo personal ni a nivel organizacional, es ahí donde nos encontramos en una encrucijada. El miedo a lo desconocido, la falta de información, amenazas al estatus y al poder, miedo al fracaso, resistencia a experimentar, temor a no poder aprender nuevas destrezas, son ejemplos claros de lo que debemos trabajar para vencer la resistencia a que el cambio se produzca.

Cómo mitigar la resistencia al cambio?. En primer lugar, es preciso analizar las causas y los efectos hasta encontrar los mecanismos para eliminar o reducir esta actitud personal u organizacional. En todos los casos, hay coincidencias en las medidas que permiten superar el cambio, lo principal  es identificar el origen y a partir de allí, trabajarlo con entusiasmo y dedicación.

Cambios en lo personal  –los seres humanos, somos criaturas de hábitos y cuando nos vemos frente a una posibilidad de cambio, la tendencia es a responder de la forma acostumbrada. Salir diariamente de nuestra área de confort, es una buena práctica para el reemplazo del hábito, de esta manera escapamos la fuente primaria de la resistencia.

Cambios en lo organizacional –hacer un análisis profundo sobre los actores que se resisten al cambio en las organizaciones y los motivos que les inducen a ello, es crucial para implementar correctivos. Las buenas prácticas para vencer la resistencia al cambio, consisten en elevar los niveles de transparencia en la información y el grado de participación de los distintos actores que componen la organización.  Por ejemplo, cuando respondemos a la necesidad de saber de las personas, éstas se vuelven más abiertas al aprendizaje de nuevas habilidades y destrezas, y una vez que han adquirido las nuevas habilidades, tendrán la confianza necesaria para superar la falta de voluntad respecto al cambio propuesto.

La implementación del cambio deberá ser gradual, porque esto permitirá que se vayan adecuando tanto las personas como las circunstancias. Los responsables de implementar los cambios deberán observar de cerca y con inteligencia, la lucha por el poder dentro de la organización, así como los efectos de las decisiones de cambios, para ir incorporando los correctivos sobre la marcha. Estos elementos determinarán, la velocidad de adaptabilidad por tanto, el éxito!!

Lic. María Luisa Caseiro – Asesor en Planificación Estratégica y gestión del Cambio

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