Por Miguel J. Roldán – Presidente Emérito de TISOC
No es fácil, sobretodo no es fácil hacerlo bien. Delegar no es mandar, es algo más, es conseguir que el otro asuma como suyas sus tareas, que aprenda a tener autonomía e iniciativa.
Delegar es la habilidad para compartir el liderazgo y para empoderar a los otros haciéndoles sentir que su opinión vale y que su conocimiento y talento son requeridos en la organización. Esto, sin embargo, no parece que esté del todo claro en muchos directivos, y son muchos los que recurren a mandar y la imposición para conseguir que los empleados realicen su trabajo. Sin embargo, esa imposición es nociva, ya que la tarea no nace desde el trabajador sino que se realiza como algo externo y ajeno. ¿Cuáles son las cinco principales habilidades del arte de delegar?
Cuando el directivo o líder traspasa mediante la delegación, compromete el cumplimiento de las metas y sólo así los miembros del equipo asumen la responsabilidad en la consecución del logro, y se otorga a los colaboradores ese poder especial que nos distingue: el poder de decidir. Delegar significa traspasar el poder, la autoridad, la información, la confianza y los recursos a un empleado. No mandar. Las claves serían las siguientes:
Delegar no es mandar: Las 5 «delegaciones» necesarias
Traspasar el poder
Traspasar el poder significa delegar la toma de decisión. Las personas se sienten empoderadas si son capaces de generar sus propias soluciones y tomar decisiones entre varias alternativas posibles. La mejor forma de delegar la toma de decisión es crear un ambiente de “lluvia de ideas”, reuniones y conversaciones dirigidas a compartir alternativas y buscar decisiones comunes y alineadas. Usar herramientas creativas ayuda mucho a este cometido, por ejemplo, listas, “brainstorming”, matrices de alternativas, etc…
Traspasar la autoridad
Traspasar la autoridad es un criterio posicional, es decir, alguien superior designa a otro para un determinado cargo. Esta designación debe estar basada en el buen criterio relacionado con que una persona cumpla con un perfil competencial adecuado para el puesto. El buen líder debe determinar los perfiles necesarios y tener habilidad para la selección. Los perfiles necesarios tienen que dar respuesta a: ¿Qué debe saber esta persona (saber)? ¿Qué ha he hacer muy bien esta persona porque tiene experiencia en ello (hacer)? ¿Qué valores, comportamientos y actitudes se requieren de esta persona (ser)?
Traspasar la información
Para poder tomar decisiones es necesario traspasar la información. El “decisor” deberá tener suficiente información relevante. Para ello, es necesario generar sistemas de información eficientes. Es eficiente la información que es pertinente, relacionada con el objetivo; inmediata, se puede acceder a ella fácilmente y de forma rápida; y sintética, es breve y fácil de entender.
Traspasar la confianza
Traspasar la confianza implica generar un ambiente donde impere la verdad y la sinceridad, la escucha a todos y que las declaraciones y compromisos sean claros, comprensibles y que se divulguen sin interferencias a los distintos miembros implicados.
Traspasar los recursos
Traspasar los recursos. Los colaboradores necesitan recursos para poder realizar sus planes encaminados a cumplir las metas. El líder traspasa los procedimientos bien regulados, las características de los recursos, los criterios de mantenimiento y uso.
Estos principios realmente favorecen el liderazgo, en la toma de decisiones en caso de asignación de misiones o tareas a los subordinados de todos los niveles jerárquicos proporcionando empoderamiento a los colaboradores. De esta manera, se consigue la retención y la captación del mejor talento para la organización, mejorando las relaciones interpersonales y aumentando la mejora en los beneficios.
Miguel J. Roldán – Presidente Emérito de TISOC
Miguel J. Roldán destacó como una de las figuras más influyentes del Coaching en España y Latinoamérica, desde su función de Presidente y Coach de TISOC y a través de sus acertadas entrevistas, escritos, cursos y ponencias.