Por Pedro Palao Pons, Master Coach grado Experto TISOC

Es una de las patologías conductuales más frecuentes. Se expande con rapidez y puede afectar sin distinción a cualquier segmento de la población. Puede generar alteración del sueño, dolores de cabeza, estrés, tensión emocional, problemas digestivos y derivar en comportamientos autodestructivos e incluso agresivos.

La Tengoquenia presenta un proceso de incubación que suele ser lento, casi imperceptible, pero al asentarte en el organismo del portador, adquiere fuerza en su día a día con extrema facilidad.

Tengo que hacer… pero no hacemos.

Tengo que ir, pero no vamos.

Tengo que llamar, pero no llamamos.

Tengo que… ordenar, comprar, hablar, pensar, descansar.

No importa cuál sea el verbo, el «Tengo que», es el agente patógeno provocador de la dolencia, que a veces suele ir acompañada de virus temporales como «ahora / de seguido / en un rato / luego/

Tengo es ralentización pura. Es obligatoriedad y la obligación no gusta.

¿Qué te hace decir «tengo» en lugar de «quiero» o «voy a». En el primer caso, adquirimos compromisos obligatorios que nuestro cerebro interpreta como imposiciones. En el segundo, como acciones que deseamos hacer.

¿Tienes que ir de vacaciones o quieres ir de vacaciones? ¿Tienes una cena romántica o vas a una cena romántica?

¿Tienes que resolver un problema o vas a / quieres, encontrar una solución?

La palabra importa y la expresión que usamos al verbalizar, al explicar y comunicarnos con otros, nos posiciona en la acción forzada, de la autorresponsabilidad impuesta y obligatoria o en la acción voluntaria, deseada y por tanto constructiva.

Claro que todos «tenemos» un «tengo que…» en algún momento de nuestra vida, de la misma forma que podemos «tener» un constipado, pero ¿te has preguntado cuántos «tengo que… no son tuyos? ¿Cuántos puedes cambiar por un quiero? ¿Y por un voy a…? ¿Te has escuchado al cabo del día? ¿Cuántos tengo aparecen?

Piensa ¿tienes que marchar o quieres hacerlo? ¿Tienes que cambiarlo o deseas hacerlo? ¿Qué utilidad tiene un tengo pudiendo decir otra cosa? ¿No será que el tengo pone en segundo lugar nuestra responsabilidad ya que al «tener que…» es como si actuásemos por obligación y no por deseo?

Te deseo que «quieras un buen día, salvo que «tengas» otros planes

Y sí, la tengoquenia, se cura.

Por Pedro Palao Pons. Master Coach Experto de TISOC.