Por TISOC

¿Cómo tomar decisiones?

Juan estaba desesperado:

“No puedo tomar una decisión. He escrito todas las razones a favor y en contra de dejar a mi esposa. Pero hay muchas razones lógicas como para quedarse como para irse. Si me quedo, me siento como que estoy perdiendo mi vida. Si me voy me sentiré culpable y podría lamentar la decisión, ya que todavía la quiero mucho. ¿Qué debo hacer? ¿Y cómo puedo estar seguro de lo que yo decida es la decisión correcta?”

¿Cómo tomar una decisión? ¿Y cómo vas a saber, más allá de una duda razonable, que es la correcta?

Primera Toma de Conciencia: elimina la parálisis por exceso de análisis.

Algunas cosas en la vida son blanco o negro, y por lo tanto son fáciles de tomar decisiones sobre ellas: es decir la ecuación es “o blanco o negro”. Un gigante monstruoso se está encaminando hacia ti por el camino. ¿Quieres vivir? Si saltas fuera del camino sabes de forma inequívoca que has tomado la decisión correcta. Pero veamos otro tipo de decisión. Vas a comprar un coche: ¿en plata o en azul? En caso de comprar casa: ¿apartamento o casa? En caso de ir a la fiesta: ¿voy o no voy? ¿Casarse o no? Y si es que si: ¿con quién?

Gran parte de la vida es ambigua. A veces, las decisiones centrales han sido bien o mal… hasta cierto punto. Si esperamos tener la certeza absoluta antes de actuar entonces nunca vamos a actuar. A veces no hay decisiones “correctas”, sólo decisiones diferentes o alternativas. Tratando de tomar la decisión “correcta” asumimos que la vida siempre es sencilla o incluso simplista. Sin embargo, algunas personas responden a la toma de decisiones con el tiempo como un conejo bloqueado en la carretera porque le enfocan los faros de un coche acercándose rápidamente.

Segunda Toma de Conciencia: ¿cómo echar a perder tu vida o cómo no se deben tomar decisiones?

A la gente les causa estragos en su salud mental la preocupación acerca de qué hacer. Las cuatro trampas más comunes son:

  1. Querer certeza total antes de actuar. Se trata del “tipo perfeccionista” con las ideas simplistas, o bien o mal, por este motivo. Ellos no consideran que es razonable tomar una decisión sin dejar de tener dudas al respecto. Ellos quieren un certificado en su buzón de correo diciendo que la decisión es correcta y que se ha aprobado oficialmente. Como esto no sucede, la mente da vueltas y vueltas en círculos sin parar. Esta es la trampa nº 1.
  2. La toma de decisiones emocionales basadas en un capricho. A pesar de que estas decisiones a menudo son fáciles de reconocer como erróneas, este “tipo solo emocional”  rara vez lo admite y en su lugar busca “respaldar” su decisión poco fiable con “razonamientos emocionales” Por ejemplo: “no voy a dejar de fumar por el momento, ya que tal y tal persona todavía fuma y yo no lo dejare hasta que ellos lo dejen” Esta es la trampa nº 2.
  3. Creyendo que una decisión sólo puede ser válida si es ratificada por los demás. Este es el “tipo influenciable”. Este enfoque viene a menudo por miedo a tomar una decisión completamente independiente. Puede ser un signo de resistencia a ser plenamente adulto y asumir la responsabilidad de la propia vida. Esta es la trampa nº 3
  4. Cometer constantemente los mismos errores por falta de aprender del pasado. Por supuesto, la gente rara vez admite que han “fallado en aprender”. Es el “tipo no aprendo”. En su lugar, culpan al “karma” y al “destino”, a la ley, a la falta de apoyo de familiares y amigos, y a cualquier número de otras “razones” para justificar sus problemas. Esta es la trampa nº 4.

Pero ¿qué pasa con el matrimonio de Juan?

Tercera Toma de Conciencia: no tomar una decisión es una decisión.

Juan está instalado en la trampa nº 1. No dormía bien y estaba constantemente obsesionado con que debía hacer lo mejor. ¿Debería quedarse y sacar adelante su matrimonio (que no era malo) o debe irse y “disfrutar de la soltería”?, un toque de crisis en la mitad de vida. Él había pedido consejo a los amigos. Él quería que su esposa tomara la decisión por él. No podía encontrar la respuesta. El problema era que el “problema” que estaba tratando de resolver, no se resuelve con matemáticas. Él estaba tratando el problema de qué hacer en su vida como si fuera álgebra. Si X es la alegría de la vida de soltero, e Y es la culpa que siento por dejar a mi esposa inocente, ¿cuál es el producto de X x Y?: un número mágico, y un profesor que confirma que estas en lo correcto, y luego sabría, sin duda, que había encontrado la solución.

Cuarta Toma de Conciencia: aprender a decidir sobre las pequeñas cosas.

Le pregunté a Juan si la toma de decisiones es algo con lo que él tuvo que trabajar.

“Por supuesto” –dijo-
“y es cada vez peor”. “Ni siquiera puedo decidir qué beber en el pub, qué comer, dónde tomar un paseo. Veo los pros y los contras de todo.”

Esto me dio una pista. Cuando alguien entra en pánico, es esencial aliviar la presión. Juan estaba poniendo toda la presión sobre sí mismo. Le sugerí “decidir no decidir” nada en absoluto acerca de su matrimonio por un período de tres meses. Durante ese tiempo íbamos a trabajar en la mejora de su capacidad para tomar decisiones en torno a las cosas pequeñas. Él se relajó visiblemente. El en realidad hubiera querido que yo tomara la decisión por él, para decirle qué hacer. Ahora yo le había dicho que no necesita – de hecho, no debe – tomar una decisión por un tiempo pero que quien debía decidir era él. Y además le advertí que con algunas decisiones nunca se sabrá a ciencia cierta que son las correctas.

Cuando las personas toman decisiones de vida y de trabajo, no necesariamente saben que se ha tomado la decisión correcta, pero aun así se puede ser feliz con esa decisión tomada. Es posible que deje una carrera para seguir otra. Nunca puedes saber si era la decisión correcta, ya que pudiera haber sido bueno también quedarse con la carrera anterior antes de seguir otra distinta. A menos que la anterior fuera horrible y la nueva es fantástica, la situación es ambigua. Los fabricantes de malas decisiones no aceptan la ambigüedad. Quieren la certeza y por eso toman malas decisiones.

Quinta Toma de Conciencia: confiar en tu instinto (en tu intuición)

Cuando la toma de decisiones se pone difícil, confía en tu instinto. La investigación publicada en la importante revista “Current Biology” concluye que en algunos casos las decisiones rápidas son mejores que las interminables decisiones con lógica racional. A los sujetos de prueba se les pidió que eligieran un símbolo según unos parámetros determinados. Se obtuvieron mejores resultados cuando no se les dio tiempo para pensar y se vieron obligados a confiar en su intuición para seleccionar la respuesta correcta.

El Dr. Li Zhaoping del University College de Londres, dijo: “Esperamos que la gente tomara mejores decisiones cuando se les da tiempo para mirar apropiadamente, pero esto no fue así”. Así que pensar mucho en una decisión nos puede dejar en peor situación. Esto es lo que ocurre con el trastorno obsesivo compulsivo, cuando el subconsciente sabe muy bien que ha activado lo correcto pero el cerebro consciente se involucra demasiado y pone todo en duda, lo que obliga a revisar una y otra vez antes de tomar la decisión.

Por lo tanto, la teoría del famoso Milton Erickson de que confíes en tu inconsciente es ahora respaldada por la investigación. Tu cerebro lógico consciente no siempre toma las mejores decisiones.

Sexta Toma de Conciencia: los artistas pintan mejor al revés.

Otro estudio (citado en The Independent, el 9 de enero de 2007) mostró que los artistas hicieron mejor su trabajo de pintar replicando otra pintura, cuando los retratos se les mostraban al revés. Esto les permitió concentrarse en los detalles dado que tenían que ser más cuidadosos. ¿Pero este “no pensar” es aplicable a la decisión, por ejemplo, de comprar una casa o un coche, o incluso a la compra de un champú?

Investigadores de la Universidad de Ámsterdam encontraron que pensar mucho sobre qué coche comprar te lleva a hacer una mala elección, o no la mejor. La gente identificaba el mejor coche de cuatro, cada uno con 12 atributos deseables, alrededor del 25% de las veces. Esto no es mejor que el azar, es decir la ley de probabilidad nos dice que eso será el ratio. La sorpresa llegó, cuando los investigadores, distraían a los participantes con rompecabezas antes de pedirles que tomaran sus decisiones. Más de la mitad de ellos (50%) logró elegir el mejor coche. Instintivamente se eligió el mejor cuando había menos tiempo para pensar.

Es evidente que el pensamiento lógico tiene su lugar en la toma de decisiones, pero la lógica es una herramienta y no la única en la caja.

Lo que lleva a la pregunta: ¿algunas personas son demasiado emocionales o intuitivas, cuando se trata de  tomar decisiones?

Séptima Toma de Conciencia: ser demasiado intuitivo no es un problema.

Ser “demasiado intuitivo” no parece ser un gran inconveniente. Ser sensato es un valor importante. Pero a veces la decisión que parece más sensata no es la mejor, ni la más sensata. Puede que sea más “sensato” no ir de vacaciones con amigos de amigos a los que no se conoce muy bien, pero al mismo tiempo, uno no sabe que oportunidades de las nuevas amistades se podrían obtener por ir. Puede ser más “sensato” y seguro trabajar para otros, pero ¿quién sabe lo que puede lograrse trabajando para ti?

Octava Toma de Conciencia: la forma de tomar una decisión debe ser adecuada.

Así que para tomar buenas decisiones es necesario:

  1. Aprender a confiar en tus instintos. No siempre insistir en razones lógicas es bueno. Aprende a decir: “tomo esta decisión porque me siento bien”.
  2. No caigas en la tentación de ir automáticamente a las decisiones impulsadas por las emociones fuertes y luego trates después de justificar y racionalizar. La toma de decisiones intuitivas funciona mejor cuando los efectos de distorsión por la emoción se mantienen al mínimo.
  3. Cuando sopesas los pros y los contras, utiliza tu imaginación. Pregúntate ¿cómo te sentirás después de tomarla?
  4. Recuerda que algunas decisiones no tienen sentido para los demás, y eso podría estar bien. La mayoría de los avances médicos (cirugía a corazón abierto, por ejemplo) fueron instigados por personas que decidieron seguir lo que parecía una locura a los demás en ese momento.
  5. No te castigues si tomas una “mala” decisión. Tú puedes aprender de ese “error” y además ¡eres humano!

¿Y qué paso con Juan?

Bueno, después de tres meses de aprendizaje para tomar decisiones sobre cosas pequeñas, le pregunte sobre su matrimonio. Miró confundido y luego se rió:

“Sabes, no he estado pensando en eso últimamente, así que supongo que mi decisión es que no me encuentro tan mal cuando he reducido la presión sobre esta decisión, y por otro lado he empezado a salir más con mis amigos sin que a mi esposa eso le perturbe”

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